Considerar el deporte sin emoción sería considerar el deporte sin satisfacción, felicidad, orgullo, rabia, ansiedad, decepción o angustia, cosa imposible. De hecho, las emociones son importantes aspectos de la vida humana y por tanto, una parte esencial de la actividad deportiva. Por otro lado, hoy en día, el importante papel que juegan las emociones en el rendimiento deportivo está generalmente aceptado por deportistas, entrenadores, psicólogos y otras personas relacionadas con el deporte competitivo. Pero, ¿cómo afectan los estados emocionales positivos y negativos el rendimiento de los deportistas?, ¿es verdad que los estados emocionales negativos afectan negativamente al rendimiento? Este artículo describe varias investigaciones (ver Ruiz, 2004) sobre la relación entre los estados emocionales, en especial los estados de ira, y el rendimiento deportivo, con la intención de dar respuesta a estas preguntas.

Gran parte de las investigaciones en éste área, que han estado especialmente centradas en el estudio de la ansiedad precompetitiva, han medido las emociones desde una perspectiva nomotética (basadas en la comparación inter-sujeto) y han utilizando escalas con ítems de "contenido fijo" (previamente establecido por el investigador). Sin embargo, dicha perspectiva tiene limitaciones en lo que se refiere a la aplicación de los resultados a un nivel más individual. Existen estudios que demuestran que el vocabulario idiosincrático de los deportistas no siempre está incluido en dichas escalas de ítems de contenido fijo.

Por lo tanto, los estudios que aquí se describen han utilizado el marco teórico del modelo de Zonas Individuales de Funcionamiento Optimo (IZOF por sus siglas en inglés; Hanin, 2000, 2004), modelo específico del deporte, y orientado a la acción, que se centra en el análisis de la estructura, la dinámica y el impacto funcional de las experiencias emocionales situacionales (ej. enfadado, nervioso), los patrones emocionales más estables (ej. disposición a estar enfadado), y las meta-experiencias o actitudes sobre las propias emociones (ej. estar enfadado es bueno para mi). Según el modelo IZOF, el estado emocional es un componente importante de los estados de rendimiento que a su vez pueden ser descritos por al menos cinco dimensiones (forma, contenido, intensidad, tiempo y contexto).

El objetivo fundamental de las investigaciones que aquí se describen fue estudiar los estados emocionales, especialmente los estados de ira, relacionados con el rendimiento en karatekas de alto nivel. Dichos estudios examinaron el contenido (o cualidad), la intensidad, y el impacto funcional de los estados emocionales experimentados en sus mejores y peores rendimientos. Los métodos utilizados para la medición de los estados emocionales consistieron en escalas estandarizadas (Inventario de Expresión de la Ira Estado-Rasgo-2), y medidas más individuales basadas en el modelo IZOF (Método de Generación de Metáforas, Perfilado Individual Emocional, Perfilado Individual de la Ira).

El procedimiento consistió en pedir a los deportistas que identificaran el contenido e intensidad de las emociones experimentadas antes, durante y después de sus mejores y peores rendimientos en el pasado. Los resultados indicaron que los niveles de ira experimentados fueron muy individuales, siendo bajos, moderados o altos para los distintos karatekas. El contenido emocional también fue altamente individual. Los deportistas identificaron distintos ítems para describir sus estados emocionales positivos (eufórico, optimista), negativos (nervioso, inquieto) y de ira (enfadado, cabreado) en las distintas situaciones competitivas (antes, durante y después), y en los distintos contextos (mejor y peor rendimientos). La mayoría de los karatekas describió sus estados de ira utilizando adjetivos "fuertes" o de gran intensidad (agresivo) en los mejores rendimientos, e ítems de moderada (indignado) o poca (disgustado) intensidad en peores rendimientos.

Las metáforas generadas por los deportistas para describir sus estados emocionales fueron muy individuales y holísticas, describiendo otras experiencias de componentes cognitivo (concentrado), motivacional (dispuesto), corporal (tenso), etc. Dichas metáforas reflejaron una alta tendencia a la acción en los mejores rendimientos (e.j., un torero antes de entrar a matar), y una baja tendencia a la acción en los peores rendimientos (e.j., una piedra, el plomo). Las descripciones metafóricas de los mejores rendimientos reflejaron una disponibilidad de recursos (e.j., una torre de alta tensión), mientras que lo contrario se encontró para las descripciones metafóricas de los peores rendimientos (e.j., un pájaro sin alas). Los karatekas describieron tres emociones positivas (felicidad, orgullo, alivio), y cinco emociones negativas (ira, ansiedad, tristeza, vergüenza, miedo) mediante la generación de metáforas.

En cuanto al impacto funcional, en los mejores rendimientos, los estados de ira estuvieron relacionados con la generación de energía adicional (efecto energizante) (ej., más motivado, con ganas de competir, euforia) y la efectiva utilización de dicha energía (ej., atacando mas, rápida reacción, explosión). Por el contrario, los estados de ira experimentados en los peores rendimientos reflejaron una falta de energía, inhabilidad para reunir recursos (desmotivación, sentimiento de inferioridad) y una inefectiva utilización de los mismos (ej., mala ejecución técnica, inefectiva focalización de la atención).

En definitiva, estos resultados indican que el contenido de las experiencias emocionales óptimas y disfuncionales, tanto positivas como negativas, de los karatekas estudiados fueron muy individuales. Dicho contenido emocional fue específico del contexto a la vez que dinámico a través de las tres situaciones estudiadas (antes, durante y después). De la misma forma, las intensidades óptimas y disfuncionales de las emociones fueron muy diferentes entre los karatekas.

Los resultados obtenidos indicaron que las experiencias de ira en el contexto de alta competición pueden tener un efecto beneficioso o perjudicial para distintos deportistas. A la vista de los presentes resultados debemos preguntarnos si una reducción o eliminación de los estados de ira o rabia (objetivo de la mayoría de las intervenciones en el manejo de la ira) es beneficiosa para todos los deportistas. El manejo de la ira en el deporte no debe estar limitado a una reducción de la intensidad excesiva cuando sea apropiado. En algunos casos la intensidad de la ira podría ser aumentada de forma que aportara esa energía adicional o esfuerzo necesario para ejecutar la tarea.

Por otro lado, para llegar a tener un mejor entendimiento sobre la relación que existe entre las emociones y el rendimiento deportivo es aconsejable no limitarse al estudio exclusivo de la ansiedad como se ha hecho tradicionalmente, sino que deberíamos estudiar un amplio grupo de emociones tanto positivas como negativas.

Referencias
Hanin, Y. L. (Ed.). (2000). Emotions in sport. Champaign, IL: Human Kinetics Press.
Hanin, Y. L. (Ed.). (2004). Emotion in Sport: An Individualized Approach. In: C. D. Spielberger (Ed.). Encyclopedia of Applied Psychology. Vol. 1 (pp. 739-750). Oxford, UK: Elsevier Academic Press.
Ruiz, C. M. Anger and optimal performance in karate: an application of the IZOF model. [La ira y el rendimiento óptimo en karate: Una aplicación del modelo IZOF]. Tesis doctoral, Jyväskylä: Universidad de Jyväskylä, 2004.