Este artículo está centrado en el deporte del tenis, concretamente el de competición. Llamaremos tenis de competición cuando se entrenan de tres a cuatro horas diarias, siendo la actividad tenística la principal actividad en la vida diaria del jugador.

En este ámbito, el entrenamiento mental de los jugadores es esencial si se quiere conseguir el máximo rendimiento, ya que no siempre las aportaciones técnicas, tácticas o fisiológicas explican los problemas de los jugadores. Y son muchas veces las variables psicológicas las que en mayor medida influyen en el rendimiento de los jugadores.

Utilizaremos como ejemplo práctico, el trabajo realizado con un grupo de tenistas de competición en un Club de Tenis, durante la temporada 1999-2000.

Lo primero que se hizo fue la Planificación del trabajo Psicológico de la temporada. Para ello era importante conocer las características de la escuela de tenis del Club: estructura y funcionamiento, así como conocer las horas de las que disponía de trabajo, que eran tres al día.

Durante estas horas se realizaría una sesión semanal (en una sala) por jugador de una hora, siempre que fuera necesario y el entrenador lo permitiese. Lo demás se trabajaría en pista.

Una vez conseguida esta información, se establecieron los siguientes objetivos:

Antes de empezar a trabajar, es esencial establecer un buen contacto entre jugadores y entrenadores con la psicóloga. Sin esta buena base, el trabajo posterior será mucho más complicado.

Para ello, es importante conocer por lo menos un poco el deporte con el que se trabaja y entrar poco a poco a formar parte del equipo de trabajo.

Es muy importante entender que el Psicólogo es un colaborador del entrenador, como puede ser el preparador físico o el fisioterapeuta.

Para que hubiera un primer contacto con los deportistas, se hizo una entrevista con cada uno de ellos. En ella, se les explicó qué era el entrenamiento mental, haciéndoles entender que era parte de la formación integral del deportista junto con el entrenamiento técnico-táctico y físico. Se les hizo entender la necesidad de este trabajo mental. También era importante que comprendieran que no eran pacientes.

Y sin darlo por supuesto, se les comentó que era un entrenamiento voluntario, no obligatorio.

Por último y para eliminar cualquier tipo de temor que pudiera existir, se les garantizó la confidencialidad del trabajo que se realizaría.

Se habló con el entrenador para poder asistir a los entrenamientos físicos y técnico-tácticos. Todo se fue desarrollando con normalidad.

Una vez establecido un primer contacto entre los jugadores, entrenadores y la psicóloga, se comenzó la Evaluación de los Deportistas. No se conocían problemas psicológicos concretos, por lo que la evaluación se dirigió a las variables psicológicas que pudieran estar influyendo en el rendimiento de los tenistas. La metodología usada fue la siguiente:

Con los datos de la evaluación, se realizó el análisis funcional de cada jugador, decidiendo para cada uno de ellos los Objetivos de Intervención.

Antes de la Intervención se contemplaron diversas variables como son: la viabilidad y la conveniencia de la intervención, la disposición del deportista, los recursos de los que dispone y las dificultades que puedan interferir en el proceso.

Como ejemplo de intervención , el trabajo que se hizo con un jugador del Club. La intervención consistía en eliminar una de las conductas que al jugador le perjudicaba mucho durante los partidos:
Un aumento de la activación fisiológica del jugador que se manifiesta de la siguiente manera: golpear la raqueta cada vez que golpeaba la bola y esta iba a la red o fuera de las dimensiones de la pista, es decir fallaba.

Los Antecedentes de la conducta eran:

Los consecuentes eran: La liberación de tensión ( datos obtenidos con las entrevistas y mediante la observación).

La conducta fue medida en frecuencia y fue obtenida en los primeros sets de los partidos de entrenamiento. El motivo de que fuera en un primer set, era para que el cansancio no influyera en la pérdida de control y para comenzar a trabajar con lo más sencillo, los entrenamientos. Los partidos en entrenamiento se realizaban siempre los viernes a las diez de la mañana. Y esta conducta no variaba en función de los contrincantes.

Las cinco medidas de frecuencia de la conducta se obtuvieron antes de la intervención en el período del 11 de Abril al 9 de Mayo. Fueron las siguientes: 16, 12, 11, 24, 20.

Con un jugador normal no sería muy representativa la medida, ya que en un entrenamiento siempre hay menos tensión que en un partido de campeonato, pero con este jugador se consideró valida debido a su gran competitividad cada vez que se disputaba algún set.

Por tanto, una vez que el jugador estuvo de acuerdo y entendió la necesidad de este trabajo, se comenzó, explicando siempre al entrenador que se iba a trabajar con él para que diera su consentimiento.

Se utilizaron varios y sencillos métodos: Modelado, Respiraciones profundas y registros de la conducta. El motivo de usar estos y no otros fué simplemente la sencillez y la posibilidad de trabajar en pista, sin tener que alejarse del lugar donde el jugador "se encontraba más cómodo".

El número de sesiones que se necesitaron para la intervención fue cinco, con una duración aproximada de quince minutos, menos para el registro de la conducta que se necesitó más tiempo, ya que los sets duran aproximadamente 45 minutos.

La conducta de golpear la raqueta tras los fallos fue disminuyendo, hasta reducirse mucho su frecuencia: si la frecuencia pre-intervención era: 16, 12, 11, 24 y 20 veces. La frecuencia post-intervención fue: 10, 11, 4, 3, 1.

Esa fue una primera aproximación a la conducta "problema". Se necesitaba solucionar rápido el aumento de activación fisiológica ya que producía pérdida de control, y así fue.

Este ejemplo, demuestra una vez más lo importante que es la Psicología en el Deporte, y cómo sus repercusiones determinan el que un deportista alcance con mayor éxito y satisfacción su máximo rendimiento.