En la alta competición, el proceso de preparación de los deportistas adquiere un elevado índice de especialización, donde las diferentes disciplinas implicadas (educación física, psicología, medicina, biomecánica, etc.) mantienen su carácter aplicado. Además, muchos entrenadores de la actividad deportiva, y la mayor parte de los deportistas, consideran que su preparación debe ser global, es decir donde se trabajen los niveles físico, técnico, táctico y psicológico. Por lo tanto, la planificación del entrenamiento deportivo inlcuye la parte psicológica cuyo objetivo fundamental consiste en elaborar planes de acción para que el deportista pueda controlar sus pensamientos, emociones y conductas tanto antes, durante como después del entrenamiento y de la competición.

Constantemente los deportistas, en sus comentarios y explicaciones sobre su estado de forma o sobre la competición que deben afrontar, hacen alusión a características psicológicas que influyen directamente sobre su rendimiento.

Así, Marion Jones, atleta de velocidad y longitud, considera que en general, la preparación mental es más difícil que la física. A veces me concentro tanto en ella que no puedo dormir o tengo pesadillas. Sobre la competición, Marion comenta que en cuanto al momento de la salida, relajo mi cuerpo al máximo y, al mismo tiempo, pienso en que debo ser muy explosiva cuando suene el disparo, en que debo dejar atrás desde el primer paso a quienes están a derecha e izquierda, y visualizo el instante en que llegaré destacada a la meta. La presión ambiental la trasforma en positivo creo que voy a sentir una emoción especial cuando vea el ambiente, y eso me ayudará.

Entre las disciplinas deportivas que requieren un esfuerzo considerable a nivel físico y mental, tenemos la marcha y el maratón. García Bragado, comenta que los últimos diez kilómetros no se entrenan, se hacen con la cabeza; y antes hay que usarla como un ordenador. Por su parte, Martín Fiz se prepara para acudir a la cita olímpica mentalmente con el estado de ansiedad que requieren los Juegos Olímpicos, liberando estrés y adrenalina; fresco y con ganas. Para Abel Antón, el corredor de fondo tiene mucho tiempo para pensar, lo que representa la necesidad de autocontrol de los pensamientos y de la actitud ante las señales fisiológicas del organismo.

El nadador Frederik Hviid, que está trabajando con un psicólogo del deporte, señala que visualizo una piscina con diez calles vacías, excepto una donde está Frederik. La multitud le aplaude, nada muy bien y piensa en subir al podio.

Las modalidades deportivas de precisión, tienen un interés grande por la preparación mental como ayuda a conseguir el estado ideal del deportista. Así, Pilar Fernández de tiro olímpico, afirma que, la prueba de tiro es intrínsecamente psicológica. El equilibrio mental, la relajación de los músculos, los mismos movimientos decenas de veces repetidos, hacen que este ejercicio represente con nitidez la competencia del atleta contra sí mismo.

El letón Ivan Klementiev, con numerosos éxitos en su etapa de piragüista considera que el entrenador no puede hacer de psicólogo porque son funciones opuestas; el entrenador carga al deportista de presión, esfuerzo y exigencias, mientras que el psicólogo tiene la misión de descargarle todo ese peso para que se relaje.

Como vemos, la intervención psicológica es cada vez más valorada por los propios deportistas, que la demandan en su preparación como una parte fundamental y necesaria. Resulta conveniente la figura del psicólogo especializado en el contexto deportivo; su vinculación a la ciencia psicológica le permiten fluidez y maestría en la utilización de técnicas y métodos específicos (entrevista, observación, pruebas, instrumentos de biofeedback, etc.), y además su preparación en la aplicación al ámbito deportivo posibilitan su actuación como un técnico deportivo.